He leído que al marcharnos nos arrepentimos sobre todo de aquello que no hicimos. Nos falta valor para dejar un trabajo o una relación, hacer las maletas o cambiar de vida, asumiendo los riesgos que conlleva. Es una comodidad malentendida, vacía, ¿o quizás es la prudencia, o una lectura meditada de la experiencia, quién habla por nosotros?
La vida es una carrera continua en la toma de decisiones. La libertad acarrea ese equipaje. Conducimos siempre por carreteras que no sabemos hacia dónde nos llevan.
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