Este cuadro es una pequeña alegoría de la alegría de vivir, de la plenitud del amor, de la música de la felicidad.
La danza de los enamorados y la pareja que se abraza ejemplifican la pasión. En los pequeños vicios del humo y del alcohol se refleja la tentación de la buena vida.
Las cartas simbolizan este juego que la existencia también es. El rey de corazones es un arcano que personifica la figura del artista, del pintor, como una firma subliminal. La carta del 8 de corazones representa gente de celebración, un ambiente festivo y alborozado.
El cuadro en la pared es un homenaje a “La joie de vivre” de Matisse, una obra que ha inspirado este proyecto y del que ha recibido el nombre. La ventana por su lado se asoma a otra corriente y a otra forma de pintar, el impresionismo, en su forma de captar la luz del momento. El reloj es una metáfora del paso del tiempo.
El ayer ya no existe hoy y el mañana no es más que una promesa. Si escuchamos ahora la música tocar para nosotros, entreguémonos a ella sin prejuicios o remordimientos. No echemos de menos una felicidad dejada escapar, sino celebremos el recuerdo de aquella que hemos vivido con franqueza.
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