"Lo masculino y lo femenino
encajan como piezas de un delicado
engranaje dentro de nosotros,
como las banderas de la alegría
y de la tristeza,
como la juventud que vivimos
y el peso de la edad caída
sobre nuestros cuerpos,
como la luminosa caridad
y el pertinaz egoísmo,
como los hijos que un día fuimos
y los padres en los que quizás
nos convertiremos,
como el propio silencio
y la reflexión en la palabra.
Todos somos dos. Todos somos uno."
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